El nogal criollo, también llamado nogal silvestre o nogal tucumano, es un árbol originario de la selva tucumano-boliviana, perteneciente a la familia de las juglandáceas, que se desarrolla entre los 500 y los 1500 metros de altura sobre el nivel del mar. Crece de manera silvestre en la zona húmeda de las provincias de Jujuy, Salta y Tucumán, de todas formas se cultiva en diferentes zonas de Argentina dada su resistencia superior ante las heladas comparado con su cercano pariente el nogal común (Juglans regia). Prolifera con facilidad en zonas con abundante agua y suelos fértiles.
      Es una especie caducifolia de crecimiento rápido, el tronco es recto y la corteza rústica con surcos, de color marrón grisáceo; en ejemplares jóvenes la corteza es lisa. Alcanza una altura de entre diez y treinta metros, el diámetro del tronco puede superar los sesenta centímetros. Las hojas, formadas de hasta quince foliolos, con bordes aserrados y forma oval-lanceolada, se disponen de manera alterna, llegando a medir hasta treinta centímetros de longitud, de un color verde amarillento, formando una copa ancha y aireada.
      La reproducción se produce por medio de semillas. Su florecimiento puede variar según la zona, pero habitualmente ocurre entre los meses de agosto y septiembre, comenzando la formación de frutos en el mes de octubre y madurando éstos entre enero y febrero. Las nueces, silvestres, son de menor tamaño que los frutos del nogal común, Juglans regia. Son comestibles maduras, o en conserva cuando están inmaduras. Aunque esta variedad no suele consumirse dado su menor rendimiento, por ser el fruto más pequeño y menos carnoso.
      Sí se aprovecha la madera, dadas sus múltiples propiedades, llegándose a producir la misma a escala industrial, pues presenta alta calidad en dureza, densidad y fortaleza, lo que la hace apta para trabajos de carpintería y ebanistería. El nogal criollo también se cultiva de manera ornamental.
      Muchos nogales criollos crecen de forma espontánea en los faldeos del valle de San Salvador de Jujuy y sus alrededores, en Reyes, Yala, Lozano, León, Tilquiza, Ocloyas, El Cucho, Las Capillas, Las Escaleras, La Almona, El Morado, Los Alisos. En esta zona, desde mediados de la década de los 80 se vienen injertando con variedades de fruto comercial, como el nogal de Castilla o el californiano. Actualmente existe una moderada producción y una asociación que agrupa a los nogaleros de la provincia de Jujuy. Además se los encuentra en menores cantidades en la zona de las Yungas jujeñas, en los departamentos de San Pedro, Ledesma y Valle Grande
      Existe la creencia de que debajo de los nogales no prospera ningún otro vegetal por contener una sustancia tóxica de nombre juglona, que afectaría el crecimiento de las plantas. Sin embargo, hay numerosas especies que contradicen esta convicción, pues logran desarrollarse bajo el nogal sin problemas.