Bolivia es el nombre que tomó al independizarse el territorio que comprendía anteriormente el llamado Alto Perú. En Buenos Aires había preocupación por problemas internos y conflictos provinciales. Por eso, desde 1822 se interrumpió el envío de fuerzas para combatir a los realistas en el noroeste argentino y el Alto Perú. Por eso, ya 1825, y en el contexto de la guerra con Brasil, era difícil oponerse a la escisión del nuevo estado del antiguo virreinato. Estando unidos Bolivia y Perú en confederación entre 1836 y 1839 por obra de Andrés de Santa Cruz, Juan Manuel de Rosas se alió a Chile y declaró la guerra a Bolivia 1837; principalmente porque el nuevo país había dado a las fuerzas unitarias una base desde la cual atacar a los federales.
Bolivia está ubicada en el centro de América del Sur, limitando con Brasil por el norte y el este; por el sur con Paraguay y Argentina y al oeste con Chile y Perú. Ocupa una jurisdicción mediterránea con una superficie de 1.098.581 km2 en la que se reconocen tres regiones bien diferenciadas: una meseta elevada en el oeste o Puna, una zona de transición central y otra oriental, llana. El sector occidental ofrece régimen climático desértico, con una fuerte insolación diurna, marcados descensos de la temperatura en la noche y escasas precipitaciones. La cuenca hidrográfica es escasa y carece de salida al mar. Esto determina una vegetación reducida a pocas especies. Aunque la zona no reúne condiciones favorables para el asentamiento humano, por razones de orden económico, se concentra en sus profundos valles la mayor parte de la población del país. Esta región alberga el potencial minero de Bolivia, que es uno de los principales países mineros del mundo, con numerosos yacimientos de estaño, plata, tungsteno, antimonio, cobre y cinc.
La zona llana oriental se ubica por debajo de los 500 metros de altura; su clima es cálido y húmedo, con abundantes lluvias que determinan un dominio de la selva tropical. Los ríos de esta región llevan sus aguas al Océano Atlántico a través del Amazonas y el Paraná. Los cultivos aquí son sobre todo cereales, café, algodón, caña de azúcar, tabaco y coca, ésta última en la zona de yungas. A excepción de la coca y algún otro producto, la producción agrícola no alcanza a cubrir las necesidades internas del país, por lo que se importan alimentos.
La ciudad de Sucre es la capital del país y del departamento Chuquisaca; aunque la sede del gobierno se encuentra en la Paz, cabecera de la jurisdicción homónima.
Desde que terminaran los conflictos de la época de Rosas, las relaciones entre Bolivia y Argentina han sido, generalmente, amistosas. Distintas gestiones del gobierno de Jujuy han mantenido buenos vínculos con ese país. Alberto Iturbe, Horacio Guzmán, Carlos Snopek y Ricardo De Aparici, son algunos gobernadores jujeños del siglo XX que mantuvieron visitas y firmaron convenios con Bolivia. En el periodo de gobierno de Néstor Kirchner y durante el mandato de Cristina Fernández, el embajador argentino en Bolivia es el jujeño Horacio Macedo.
Sobre la línea de frontera, perteneciente al departamento de Potosí, se halla la ciudad de Villazón, que se comunica con La Quiaca a través del puente internacional Horacio Guzmán, donde el intercambio comercial es importante y fluido.
Buena parte de la población jujeña es descendiente de bolivianos que se trasladaron en busca de trabajo, sobre todo en las actividades agrícolas, a lo largo del siglo XX. Una avenida del barrio Los Huaicos, en San Salvador de Jujuy, lleva el nombre del país vecino.