Es parte del complejo localizado en el curso superior del río Purmamarca. Se trata de un alero rocoso de andesita de doce metros de boca y dos y medio de profundidad. Ofrece muy poco reparo, además de otras dos circunstancias negativas: la facilidad con que el aluvión penetra en ella y la casi ausencia de los rayos solares por su orientación hacia el sur. Sin embargo, presenta bellas pictografías que, como son conocidas desde larga data y por estar en el Angosto, que es paso obligado de los caminantes, están muy deterioradas. Hubo limitadas posibilidades de excavación cuando se levantó la capa de aluvión que dañó lo más superficial y que para el resto actuó como sello. Se destacaron una superficie de dos por dos metros, tres capas naturales con materiales culturales y una cuarta infértil, al llegar a los 120 centímetros de profundidad. El depósito cultural es muy reducido y entre las tres primeras capas suma escasamente 20 centímetros.
El arte rupestre está ubicado en posiciones muy altas, principalmente los estilos más antiguos. Lo más reciente está en contacto con el sedimento e invadido en parte por el barro. Se lograron contar ocho concentraciones y dos motivos aislados. Los colores aplicados son el rojo carmín muy vivo, el negro y el blanco. Entre los motivos aparecen camélidos esquemáticos de gran tamaño llevados por el hombre, un sol, un danzarín, motivos antropomorfos, jinetes, perros, hombres armados y más.
Los hallazgos de la capa A fueron el fragmento de un astil con la finalización adecuada al enmangue de puntas de proyectil triangulares de base escotada, maíz, maní y vegetales silvestres. En la capa B se encontraron restos de talla lítica como microlascas, lascas, pequeñas lascas y microláminas de sílice, obsidiana, basalto y cuarcita, una punta de proyectil triangular pedunculada, artefactos sobre lascas como una raedera y una muesca, cerámica gris y roja pulida, dos extremos de arco de sección plano-convexa, palillos para la obtención del fuego, cuenta de collar de conchillas, fragmento de hilo torcido doble azul añil y de color natural de la lana de camélido y fragmento de soga de fibra vegetal. En la capa C se hallaron microlascas y lascas pequeñas con idénticas materias primas que en la capa anterior, punta de proyectil lanceolada bifacial, con cierta preponderancia en el retoque de una cara, artefactos sobre lascas como raederas, raspador y muesca, cerámica lisa tosca y decorada directamente sobre la pasta (negro sobre rojo), cuenta de conchilla, hilo torcido doble de cabello humano, hilo de fibra vegetal, espina con rastros de utilización, palillos diversos con modificaciones, palillos para la obtención del fuego.
En esta cueva los vestigios pertenecen al periodo cerámico inicial, fijado aproximadamente en los 500 años después de Cristo, lo que se halla patentizado en la modalidad estilística de las altas y grandes figuras en rojo y los hallazgos de la capa C. Luego se detecta un momento prehispánico, inmediatamente seguido por el hispano-indígena de la capa B.

Este artículo es una adaptación de su homónimo, publicado por Alicia Ana Fernández Distel en Jujuy – Diccionario Arqueológico – Jujuy – 1997.