La llama (Lama glama) fue la única bestia de carga domesticada que hallaron los españoles al llegar a la zona de expansión del imperio incaico en el actual territorio jujeño. Se trata de un camélido rumiante originario de América del Sur. Su distribución alcanza la Puna chilena, todo el noroeste de Argentina, el oeste de Bolivia y el sur de Perú. Son animales muy adaptados a su hábitat, particularmente a la escasez de oxígeno propia de las grandes alturas. Tienen una cantidad de glóbulos rojos proporcionalmente muy superior a la del hombre, con una hemoglobina de mayor afinidad por el oxígeno que la de los humanos. A la altura de la cruz, un ejemplar adulto mide entre noventa centímetros y un metro treinta. Son animales muy sociales, forman rebaños que suelen estar compuestos por un macho dominante y varias hembras con sus crías; los machos restantes forman un rebaño aparte. Es habitual ver luchar a los machos en la época de celo, cuando un macho joven busca desplazar al dominante. Ante situaciones hostiles las llamas pueden lanzar al adversario un escupitajo compuesto por saliva y comida parcialmente digerida. Las hembras paren generalmente una cría, raramente dos, tras once meses de gestación.
Desde hace más de tres mil años las llamas son utilizadas como bestias de carga en toda la región andina central. Un macho adulto puede soportar alrededor de ochenta kilogramos durante unas doce horas de marcha ininterrumpida. De las hembras se toma la carne y leche. La lana de llama, muy apreciada por sus cualidades superiores a la de oveja, puede ser blanca, negra, gris o de una amplia gama de marrones. Se utiliza para la elaboración de una importante diversidad de tejidos, tanto utilitarios como ceremoniales. En la Puna jueña y en la Quebrada de Humahuaca los tejidos de llama tienen una rica tradición y se asocian, desde tiempos prehispánicos, a los ritos de fertilidad y otras importantes ceremonias. Actualmente, la lana de llama constituye además la materia prima para la confección de una variada gama de productos artesanales. Por su parte, la piel es curtida para la fabricación de artículos de cuero. Los excrementos secos se aprovechan como combustible, especialmente en la cocción de cerámica.
Todos los camélidos evolucionaron originariamente en América del Norte y, al conectarse ésta con América del Sur en el periodo mioceno, algunos grupos pasaron a ésta última y evolucionaron hasta las actuales especies de camélidos sudamericanos: llama, guanaco, vicuña y alpaca. También desde Norteamérica hacia el continente asiático migraron por la franja de tierra que había en el actual estrecho de Bering, originándose entonces los camélidos de Asia. Los que quedaron en Norteamérica terminaron por extinguirse.
Es importante la estrecha vinculación que el hombre tuvo con las llamas desde tiempos prehistóricos en la región andina, como lo demuestran la pinturas rupestres y petroglifos de diferentes periodos que se hallan diseminados por todo el territorio. Como algunos ejemplos, entre los muchos que se pueden mencionar para la provincia de Jujuy, están los de Inca Cueva, Barrancas, Huachichocana, Yavi y Coctaca.