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Última Actualización: 29/03/2024
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Señor de la Muerte
Culto religioso

                    

San La Muerte. Señor de la Buena Muerte, Señor de la Paciencia, San La Paciencia, Señor La Muerte, San Justo Nuestro Señor de la Muerte, Nuestro Señor de Dios y la Muerte, San Esqueleto, Señor Que Lo Puede Todo, San Severo de la Muerte, O San, simplemente, representa únicamente a un  "santo" en el imaginario popular.
Cubierto con una capa negra y guadaña en mano, con guadaña y sin capa o como un esqueleto acuclillado y con las manos sosteniendo la barbilla, este amuleto debe estar  hecho preferentemente de plomo; mejor aún si es de la bala que mató o hirió a algún ser humano, de hueso humano o, en su defecto, madera o yeso. No debe tener más de diez centímetros de altura y, si los sobrepasa, el altar que lo guarde no debe estar expuesto a miradas indiscretas.
Acerca de su origen suele decirse dice que se trató de un cacique que administraba justicia en forma ejemplar. Cuando murió, Dios lo llamó para encomendarle la vida y la muerte de los humanos. Le condujo a un lugar del cielo donde le ofreció un trono alrededor del que se extendían cantidades innumerables de velas, algunas recién encendidas y otras a punto de apagarse. Las que estaban por terminar de arder eran de los hombres que debían morir y él debía bajar a la Tierra para recoger sus almas. Así, se convirtió en el ayudante de Dios para controlar la existencia de los hombres. Una versión menos legendaria sostiene que San La Muerte es el resultado de la unión entre concepciones religiosas de los guaraníes y las enseñanzas de los misioneros jesuitas.
En los santuarios el devoto hace el pedido frente a la imagen diciendo oraciones como el Padre Nuestro, el Credo u otras, especialmente creadas para el santo, haciendo siempre la señal de la cruz al entrar y salir de la capilla. En otras oportunidades, el poseedor de la imagen hace de intermediario ante el Señor de La Muerte, pidiendo por el sufriente de males físicos y del alma. En ambos casos, debe darse una ofrenda a cambio del favor. De no hacerlo, el santo es implacable con los fieles incumplidores.
Cuando “San La Muerte” está vestido con capa roja, se lo exhibe públicamente. Parado con su guadaña; a veces está al lado “Santa Catalina”. Otras veces, a los pies de la imagen de esta santa está incrustada una calavera que representa al santo. En este caso sólo se le pide el “bien”. Es decir que sane a algún ser querido enfermo, que proteja el hogar, el amor en la pareja, buenos resultados en los estudios y para que no falte el dinero. El solicitante pide en persona el favor. Cuando está vestido de capa negra, generalmente sus devotos lo invocan para hacer el mal. No permite el dueño del santuario que se lo vea porque pierde el poder.
La fiesta pública se realiza en la mayoría de los santuarios cada 15 de agosto, día de la ascensión de la Virgen María. Se rezan rosarios y novenarios a la imagen y se realizan multitudinarias procesiones. Mientras dura el paseo de la imagen por el barrio, una gran cantidad de rezadoras van orando en forma de letanías y grupos chamameceros interpretan una música que no debe parar mientras dure el circuito, porque se disgustaría el “santo”. Entonces, cuando un grupo finaliza una interpretación, inmediatamente comienza otro, de manera que no haya silencios.
Entre los múltiples poderes que se le atribuyen  se destaca por hacer a sus devotos invulnerables al daño, además de inclinar a su favor la suerte en la fortuna y el amor.
Al señor la muerte se le pide gracias o daños. En el primer caso, se lo puede colocar  sobre la foto de la persona a la que se quiere enamorar, colgarlo cabeza a bajo hasta que satisfaga el pedido o enterrarlo en el patio de la casa o frente a la puerta de casa hasta que cumpla. En el caso que se desee hacer un daño a un enemigo también se lo puede asentar sobre la foto de la persona  o colocarlo mirando hacia el lugar donde vive la persona a la que se desea hacer el mal.
En Jujuy, cuando llega la fecha de festejarle su día al santo, que es el 15, 19 o 20 de agosto, se realiza una gran fiesta en salones alquilados o casas, donde se levanta un altar muy grande con candelabros a su alrededor, iluminados por velas en color rojo, blanco y negro, haciéndose presentes todas las imágenes de los promesantes que llegan a la fiesta, quienes traen ofrendas como vino, licores, comida que le gusta al “santo”, carne de cerdo, chinchulines, chocolates y confites. No faltan los claveles rojos ni los  cigarrillos.
La fiesta, a puertas cerradas, es organizada por un grupo de devotos que a través de sus  promesas  le ofrecen como regalo la comida, la música, la bebida. En el transcurso de la fiesta se cena, se bebe, todo en un ambiente familiar. Al término de la cena la orquesta, que en todo momento acompaña con su música, llama al centro a la gente, quienes en ronda escuchan atentamente las historias de las promesas cumplidas y las gracias recibidas por el santo, como así también de los castigos por no cumplir con alguna promesa. A continuación se reza en conjunto (El Credo y el Padre Nuestro pertenecientes al cristianismo), se lo vitorea a coro: “Viva San la Muerte, viva, viva”. Al terminar este primer momento del ritual, todos regresan a sus mesas a seguir bebiendo o a la pista, bailando en honor al señor. En un segundo momento del ritual se vuelve a llamar a la gente al centro frente del señor y se pregunta quién quiere caminar descalzo sobre el azúcar entre 3 o 5 personas abrazadas  caminan descalzas sobre el azúcar rezando y pidiendo suerte, salud y protección para cualquier mal que los quiera alcanzar.
El altar público más importante que hay en la provincia es el que se ubica a la vera de la Ruta Nacional 66, en inmediaciones del barrio Alto Comedero.

 

Más información sobre este tema en:

Velasco. 2008

Para citar este artículo:

"Seor de la Muerte" - © Jujuy en línea - 2024