Si bien no contamos con fuentes que daten sobre la fecha exacta de su nacimiento, sabemos que nació en Córdoba y que provenía de una familia riojana. Dávila tuvo una importante influencia en la historia política y militar de Jujuy, en momentos en que la provincia se hallaba en una situación catastrófica.
      El Coronel Dávila sirvió en el Ejército Auxiliador del Perú y combatió en las batallas de Suipacha, Huaqui, Salta, Vilcapugio, Ayohuma y Sipe-Sipe. Hacia 1819 se unió a las milicias gauchas combatiendo a los realistas en la zona de Chamical (Salta), bajo las órdenes de “Pachi” Gorriti. Tuvo una actuación destacada en la defensa patriota contra la invasión realista a Salta comandada por Olañeta en 1821, como así también en la batalla de León (abril de 1821), también conocida como Día Grande de Jujuy, comandando las fuerzas de caballería.
      En  julio de ese mismo año, fue nombrado Comandante de Armas de la Provincia, y en septiembre Gobernador de Jujuy. Pero en 1822, Dávila tuvo que posponer su mandato debido a un atentado contra su persona: unos capitanejos gauchos lo abordaron en la vía pública y le dispararon en el rostro, dejándolo por muerto. Inesperadamente, el veterano de guerra y Gobernador logró sobrevivir, pero decidió exiliarse en Córdoba por temor a nuevos atentados. El atraque se perpetró por razones políticas, puesto que tras la muerte de Güemes, en abril de 1821, se abrió una gran vacío político que derivó en enfrentamientos entre los antiguos capitanes del caudillo. Si bien estos conflictos afectaron principalmente a la sociedad salteña, Jujuy se veía implicada pues  en aquellos tiempos pertenecía a la Intendencia de Salta.   
      Dávila pudo retornar a Jujuy en 1824 y a comienzos del año siguiente fue repuesto en el cargo de Gobernador. A pesar de la miseria generalizada y del escaso erario público del Jujuy de posguerra, Dávila puedo llevar a cabo durante su mandato la construcción de un mercado, un matadero, el actual cementerio, como así también la refacción de algunos edificios públicos. Cuando comenzó la guerra contra Brasil, en 1825, Dávila envió un regimiento de caballería y otro de infantería al frente de combate. También se encargó de la formación de un contingente militar que se unió a las tropas del Gobernador de Salta, el General Arenales, para acabar definitivamente con el persistente comandante realista Olañeta quien, desde su derrota en 1821, se hallaba acantonado con sus tropas en el Alto Perú. En una acción conjunta las tropas de Jujuy, Salta y las del libertador Sucre derrotaron a Olañeta en la batalla de Tumusla (1825) resultando éste muerto en el combate. Aquella fue la última batalla por las guerras de independencia.
      Durante su mandato proyectó la separación de Jujuy de Salta, sin embargo el plan no prosperaría aún debido a la preponderancia del gobierno salteño. También adhirió al nombramiento de Rivadavia como presidente de la República en febrero de 1826. Ese mismo año, Dávila terminó su mandato constitucional de cuatro años, el que se había visto interrumpido por el atentado mencionado. 
      Al igual que otros eminentes políticos y militares jujeños, Agustín Dávila debió exiliarse luego del triunfo de Facundo Quiroga en el norte argentino en 1831. Se estableció en Cochabamba, donde murió en 1835. (G.L.)