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Última Actualización: 18/04/2024
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Éxodo Jujeño
Acontecimiento histrico

  

      A comienzos de1812, el futuro de la revolución iniciada en mayo de 1810, parecía sombrío. Los ejércitos libertadores habían sido derrotados en el Alto Perú y en Paraguay, mientras que una columna del ejército realista comandada por Pío Tristán, cuyo objetivo era tomar Buenos Aires, se acercaba peligrosamente a Jujuy desde el norte. 
      Desde una perspectiva política, el futuro de la revolución no parecía más prometedor: Bernardino Rivadavia se había hecho con el poder del Triunvirato (el gobierno revolucionario, establecido en Buenos Aires ), expulsando a los senadores provinciales en diciembre de 1811, lo cual llevó a profundizar la desunión y el rencor entre las provincias y el centralismo de Rivadavia.
      Luego de su fracaso en la campaña del Paraguay, el general Juan Manuel Belgrano fue puesto al mando del muy debilitado  Ejército del Norte, estableciendo su cuartel general en San Salvador de Jujuy, en mayo de 1812. Belgrano debió enfrentar condiciones muy adversas en el cumplimiento de su deber: el Ejercito del Norte era en realidad un grupo de unos 800 hombres (desmoralizados, enfermos y prácticamente desarmados) que llegaban a Jujuy luego de su derrota de en la batalla de Huaqui. Por otra parte, la provincia de Jujuy se hallaba debilitada por la constante sangría de hombres y recursos para la guerra; mientras que su población se mostraba escéptica de la causa revolucionaria, pues sus representantes habían sido expulsados del gobierno revolucionario.
      Buena parte del éxito de Belgrano provendría no sólo de su talento como militar y estratega, sino también de sus aptitudes políticas. En el plano militar, impuso una rígida disciplina, al mismo tiempo que reorganizó y reabasteció a sus tropas.  Para levantar la moral y enardecer el patriotismo el patriotismo de los jujeños, el 25 de mayo de 1812 celebró el aniversario de la revolución presentando la bandera que él había creado tiempo atrás en Rosario. Por primera vez la bandera fue reconocida y jurada tanto por el pueblo como por el ejército y bendecida por el clero. El juramento popular a la bandera fue una expresión de plena adhesión a la causa revolucionaría, y sobre todo a la causa independentista.
      A principios de agosto de 1812 comenzó la invasión de las tropas realistas de Pío Tristán a Jujuy, la cual contaba con unos 4.000 hombres. Belgrano, a sabiendas de que su enemigo lo superaba ampliamente en número y armamento, decidió aplicar una estrategia de “tierra arrasada” que consiste en retroceder hasta un punto en que las condiciones para presentar batalla sean favorables, mientras tanto, se arrasa con todos los recursos que puedan servir al abastecimiento del enemigo para lograr debilitarlo. Belgrano ordenó el traslado del ganado, las cosechas y mercancías hacía Tucumán, mientras que lo que no pudiera ser transportado debía ser quemado. Finalmente, el 23 de agosto de 1812, el ejército y el pueblo jujeño comenzaron su éxodo hacía Tucumán, dejando atrás sus campos arrasados y su ciudad en llamas. 
      Si bien Belgrano había recibido de Rivadavia la orden de retroceder hasta Córdoba, para unirse allí con los refuerzos provenientes de Buenos Aires, decidió que la mejor estrategia sería la de retroceder hasta Tucumán para enfrentar allí a los realistas, mientras que el patriota Díaz Vélez y sus milicias cubrirían su retaguardia. Para Belgrano, los planes de Rivadavia exigían una excesiva perdida de territorio, mientras que el enemigo podía fácilmente evitar Córdoba y atacar directamente Buenos Aires. Sin embargo, antes de llegar a su destino, la vanguardia del ejército de Pío Tristán alcanzó  a las tropas de Belgrano en la localidad de Cobos (Salta); Belgrano pudo maniobrar a tiempo para enfrentar al enemigo y derrotarlo. Esta se conocería como la batalla de “Las Piedras”. Pero la batalla decisiva se daría en Tucumán el 23 de septiembre de 1812, donde Pío Tristán atacó con todas sus fuerzas, y a pesar de su superioridad bélica, sería derrotado por las fuerzas de Belgrano. Los realistas retrocedieron hasta Salta, donde fueron alcanzados por las fuerzas revolucionarias y derrotados nuevamente. Finalmente, los últimos restos de sus tropas fueron derrotados en Jujuy. A comienzos de 1913 los jujeños pudieron regresar a sus hogares.

 

Más información sobre este tema en:

Archivo Histrico Provincial - Jujuy
Rojas, R. 1916
Rojas, R. 1916

Para citar este artículo:

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